
Sobre su autor, Alexander Cabbot, no se sabe más que el nombre ya que sólo nos dejo la firma. No se han podido identificar más piezas suyas hasta la fecha, así que se especula que ese era su único cuadro.
Quisiera contar la historia de la obra. Yo esto no lo he vivido, me lo contó un vagabundo al que invité a un café hace cerca de una semana. No parecía estar muy bien psicológicamente, pero yo escuchaba como si fuera el más elegante e inteligente de los hombres.
Me explicaba la muerte de los últimos poseedores de la pintura. La primera persona de la que me habló fue de Marie Curley, una rica señora de la que siempre se oía hablar. Esta exuberante mujer murió en la bañera más grande y hermosa que había en su palacio, sola y desnuda. Se rumoreó que su muerte fue causada por un corte profundo horizontal en el cuello. No se supo nada del asesino o del arma, aunque se podía deducir fácilmente que era un arma blanca.
James Wilson fue la última persona que disfrutó del cuadro. Este señor era, también, adinerado, porque sino no hubiera tenido dinero suficiente para poder permitirse ese lujo. Este fue el asesinato más sangriento de todos, por eso no quiero entrar mucho en los detalles, sería demasiado desagradable. Sólo voy a decir que fue asesinado al salir de una reunión muy importante que haría que ganara mucho más dinero. El señor estaba en su clímax profesional. El cuadro fue vendido en una subasta pero nadie quería pagar nada por una obra maldita. Sólo John Lee Davis, el director de una gran empresa discográfica, quiso comprarlo.
Mari Celi
4º A
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