LA DAMA DE BLANCO

LA DAMA DE BLANCO
Yo vivo en un pueblo de Cataluña, llamado Canyelles. Vivo con mis abuelos, porque mis padres viajan mucho y yo me quedo en Canyelles asistiendo al colegio.
Tengo 15 años y me llamo Belinda, tengo los ojos verdes y el pelo castaño, muy largo y ondulado.
Cada viernes salía con Irene (mi mejor amiga) y su prima Noelia. Como los viernes por la tarde no teníamos clase nos íbamos a comer a casa de Noelia y al acabar de comer salíamos con las amigas al parque o a ver alguna película. A las 9 siempre nos venia a buscar la madre de Irene, pero ese día la llamo diciendo que no podía venir porque tenia que quedarse en la oficina a acabar unas cosas del trabajo. Irene y yo no tuvimos más remedio que irnos solas a casa. Antes de llegar a la urbanización donde vivíamos nosotras, había como unos 10 minutos de camino para llegar. Era ya de noche e íbamos un poco asustadas, no nos gustaba ir solas por aquel descampado. Vimos un cocho muy antiguo pero estaba lleno de sangre, como si alguien acabase de tener un accidente. Nos pusimos muy nerviosas y empezamos a correr, hasta llegar a una casa rural muy grande nos paramos un rato para descansar y me giré y vi a lo lejos una mujer, no me asusté, yo pensé que era una señora que vivía cerca y estaría caminando por allí. Me giré a hablar con Irene y ella justo me señaló hacia atrás, yo me giré y pensé que vería a la mujer de antes, pero cuando me giré la mujer no estaba a lo lejos donde yo la vi, si no que estaba delante de mí. Me asuste más que antes y le dije a Irene que corriese como nunca lo había echo, ella asintió y nos fuimos. Esa señora nos estuvo siguiendo hasta pisar el asfalto, cuando lo pisamos ella desapareció y se adentro en el bosque. Se lo explicamos a nuestros familiares y decidimos ir al día siguiente, cuando fuimos aquella señora no apareció, pero la casa donde nos paramos a descansar era tres veces más vieja de cómo la habíamos visto. Desde aquel día ya no vamos solas por la calle.
Marina González Díaz.