
Max era un enigmático científico el cual hacia todo tipo de experimentos en su casa, pero el que mas quería probar, era el de la vida eterna. El leyó muchos tipos de libros, historias, cuentos, etc. Sobre la vida eterna, como “La Fuente de la Vida eterna”. Pero nunca se introdujo a fondo en el tema. Una chica de 15 años, Graciela, que era su vecina, solía volver a casa después del colegio, pasándose a recoger un par de manzanas del manzanero de la casa de Max, lo cual a el, no le parecía nada bien.
Un día Graciela, vio que no había ninguna manzana caída en el césped, asi que dejo la mochila al lado del árbol, y empezó a subir. Max estaba en el cuarto contrario al que daba con la ventana hacia el manzanero, por lo tanto no se enteraba. La niña seguía subiendo hasta lo alto, que incluso superaba de altura a la propia casa de Max, que era de tres pisos, algo así como treinta metros de altura. Graciela subido hasta lo alto, ya que allí estaban las manzanas tocadas por el sol, y las más maduras. Empezó a meter manzanas en sus bolsillos, hasta que ya no le cabían más, y empezó a bajar. Max estaba trabajando, con unos minerales, que fusionándolos con calor, se convertían en una especie de mineral brillantisco verde, que resaltaba a los ojos con su luz. Max, cogió la piedra con una pinza, y la dejó enfriarse un rato, cuando de repente escucho un gran choque viniendo de la zona de su dormitorio, llego allí a toda prisa, pero estaba todo en orden, aunque, noto al manzanero mover ligeramente sus ramas, se asomo, miró hacia abajo, y vio a la niña en el suelo, y las manzanas alrededor suyo.
Max salió de casa corriendo cabreado, y fue hacia el manzanero a toda prisa, cuando vio que Graciela, aun seguía en el suelo en la misma posición en la que la vio desde la ventana. Se acercó, y noto que la niña estaba inconsciente. Fue entonces cuando probo el pulso, pero nada… La llevo en brazos a casa, y la puso encima de una mesa en su laboratorio, vio que la niña tenía un manchón de sangre en la zona del corazón. Resulta que de algún modo, de dio fuerte en esa zona. Max se alejo un poco, y se sentó en una silla, cruzo las manos, se quito las gafas, y se sintió triste, al cabo de un rato, miró la hora, y se quedó pasmado. Su mano izquierda, tenia el aspecto de una de un niño. Como era posible? Fue entonces cuando noto, que su mano ha estado a unos centímetros de la piedra con la que estaba trabajando, ese nuevo mineral que descubrió, que sacaba esa luz de su interior. Max, siendo un genio, se le ocurrió en menos de un minuto, la idea, de reemplazarle el corazón a Graciela con la piedra, y así hizo, trabajo y trabajo, hasta que se hizo de noche, muy tarde, acabo y se fue a la cama.
A la mañana siguiente, Max se despertó, y se acordó de lo del día anterior, fue corriendo hacia el laboratorio, en cuanto vio que Graciela no estaba, fue al dormitorio de nuevo, se asomo por la ventana, y noto que tampoco estaba la mochila de la niña, en aquel momento vio, a Graciela caminando en dirección al colegio, como si nada, con su mochila, tan tranquila. Max, realmente, creyó que todo fue un sueño… Diez años después, Max se deshizo de sus herramientas, de sus proyectos, y dejó el mundo científico. Una tarde salió a dar un paseo al parque, cuando vio a una niña jugando con unas cuantas mas niñas al escondite, la observo, y noto algo familiar en ella, la niña se giro un momento para esconderse en otro lado, y Max se fijo, y descubrió que era Graciela, que no dio ningún cambio en esos diez años pasados
Stepan Nabytovych
4º B
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