jueves, 19 de marzo de 2009

La hija del espantapájaros

Allan Cooper fumaba demasiado, unas tres cajetillas los días que menos fumaba. Era una necesidad.

Aquel día de marzo, tenia que tomar el tren ir a un pueblecito a entregar unos papeles del trabajo. Llegó a la estación con un cigarrillo en boca y un maletín. Sacó rápidamente el billete y se subió al tren. En su vagón tan solo había dos personas. Se sentó al lado de un hombre con bigote negro. El otro hombre se encontraba delante de él, llevaba gafas negras.

Se disponía a encender un cigarrillo cuando el hombre de gafas dijo:

-Perdone señor, pero se encuentra usted en una zona de no fumadores.

-Lo siento, no lo sabía- respondió Cooper disculpándose.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que había cogido un billete para un vagón erróneo, aun que no le dio demasiada importancia.

Al cabo de un rato ya no consideraba su equivocación como un simple error. Pensaba que moriría si no fumaba. El hombre de gafas estaba como dormido y el hombre del bigote estaba leyendo, ninguno de los dos parecía enterarse del estado en el que se encontraba Cooper.

No pudo aguantar la tentación -no creo que ninguno de estos dos se moleste si enciendo uno- y encendió un cigarrillo. El hombre del bigote, que no había hablado en todo el viaje comenzó a protestar:
-¡Si no lo apaga, llamaré al revisor!

Frente a esta amenaza, sufrió un ataque de furia, comenzó a golpear con su maletín al hombre del bigote; el hombre de las gafas negras ni se inmutó… Cooper siguió golpeando el hombre con rabia, hasta su muerte. Se dio cuenta de en que se había metido -he de matar también al otro hombre para que no me delate- pensó, pero se dio de cuenta que había desaparecido. Seguramente había huido y estaría regresando con guardias. Aun le quedaba una salida, bajarse del tren en marcha. Era probable su muerte.

Al cabo de 12 meses se encontró a Allan Cooper en un campo cercano a las vías del tren. Nadie supo la causa de su suicidio, pues nadie sabia que él había matado al hombre del vagón… se encontró un culpable a ese caso.

Aroa Soriano Sierra
4º B

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