viernes, 27 de febrero de 2009

Sandokan

Año 334 antes de Cristo

Mi historia comienza en los más remotos confines del viejo mundo. Soy Sandokan, general de las tropas persas. Comando al ejército de Darío, mi rey.

Nunca ha habido tiempos peores para los persas. Las guerras con Grecia aumentan, y el poderoso Alejandro Magno avanza sin piedad por nuestras tierras. Los persas llevamos mas de cuatro meses combatiéndolos, resistiendo sus envestidas. Pero lo único que hemos conseguido ha sido muerte.

Alejandro a llegado al río Gránico, y pronto tomará Babilonia. Pero los persas no cederemos ante nadie, y moriremos por nuestras tierras.

Comando un ejercito de hombres valientes, y eso me da un poco de esperanza.

Y aquí estoy, con mis soldados, apunto de morir. Al otro lado del río nos esperan los griegos. Decidimos atacar primero. Una estupidez. Los griegos son más y más fuertes. Los guerreros persas empiezan a caer como moscas. Una retirada a tiempo hubiera ahorrado muchas vidas, pero creo tener aun alguna posibilidad de vencer, y continuo. ¡Que grave error! Todos mis hombres mueren, y yo quedo malherido.

Despierto dos meses después en una habitación del palacio del rey. Los médicos dicen que he estado mucho tiempo en situación grave, pero que ahora estoy mejor. Dicen que el rey precisa verme. Me reúno con él dos días después. Está furioso. Me hecha la culpa de la muerte de sus guerreros. Me acusa de traidor de Persia. Dice que mi castigo debería ser la muerte, pero que a cambio de tantos años de servicio al reino me perdonará la vida, pero me condena a sufrir destierro durante veinte años.

Soy expulsado del reino junto a diez fieles guerreros, que deciden también sufrir destierro conmigo.

Vagamos durante tres meses por lugares aun inexplorados por el hombre. Cazamos para comer, y dormimos en la intemperie.

Llegamos a un lugar increíble. En los densos bosques del valle de Kali Gandaki hay un lugar perfecto para vivir. Un pequeño lago fluye de los montes Nilgiri, y la flora y fauna abundan. Dos meses nos lleva construir una cabaña decente para vivir.

Y tras un mes viviendo aquí, me doy cuenta que soy mas feliz que antes, lejos de guerras y muerte.


Sergio Palacios
4º A


(Inspirado en Sandokan, de Emilio Sargari)

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