viernes, 27 de febrero de 2009

El signo de los cuatro

Ya han muerto los otros tres. El sol entra por mi ventana, estamos en pleno agosto. Recuerdo como, en agosto del año pasado, leí ese titular en el periódico que me impactó tanto: “Chico muere en la estación de Sants después de que le robaran un curioso collar”. Me quedé helado. ¿Fue una simple casualidad o buscaban el collar? Llamé a Pedro y a Marcos, ellos también estaban asustados. Acordamos vernos donde siempre, en la casa abandonada, a las doce de la noche. Llegamos allí, los tres llevábamos nuestro collar. Cada uno un triángulo, que juntándolos , formaba el mapa que mostraba donde se escondía el tesoro. Estuve varios meses tranquilo. Mantenía un contacto lejano e intermitente con los chicos, pero estaba bien.

El día 14 de febrero, mi tranquilidad se rompió por completo. “Un chico andaluz muere degollado en su casa”. Un chico cualquiera no, era Pedro. En ese mismo instante, sólo unos segundos después de leer esa portada en el periódico, me di cuenta de que el asesinato que ocurrió en agosto no fue una casualidad y de que los siguientes en aparecer como titulares éramos Marcos y yo.

Ahora si que tenía que hacer algo de inmediato para impedir mi muerte. ¿Huir? Demasiado arriesgado. ¿Quedarme aquí como si nada de esto me afectara, y pensar que solo son dos casualidades?. Imposible.

Lo primero que hice, fue llamar a Marcos. Esta vez quedamos en un sitio distinto. Quedamos en una taberna a cincuenta kilómetros de Barcelona.

Fue una larga charla. A parte de charlar sobre lo de nuestros amigos, también hablamos sobre qué podíamos hacer con nuestros collares ( ya que sólo quedaban dos). Acordamos que, si algún día le pasara algo a cualquiera de nosotros dos, el que estuviera con vida, se encargaría de ir en busca del tesoro, y de quedárselo él.

Ese día fue el último que lo vi con vida.

Hoy, mi tranquilidad (que estaba rota de unos meses atrás) acababa de morir. Esta mañana en el periódico he leído: “Chico de Barcelona muere tras ser apuñalado catorce veces con un machete, después de robarle un collar”. Y yo me pregunto: ¿que es lo que me espera ahora a mí?


Clàudia Giménez
4º A


No hay comentarios:

Publicar un comentario